Aunque nosotros no ponemos nombres a los animales que entran al centro, muchos de los particulares que nos los acercan, si lo hacen y, muchas veces, nosotros los respetamos.
Este es el caso de Brocheta, un erizo que nos llego desde Segovia, una familia lo recogió de una carretera. El animal se encontraba ileso, y en el centro solo nos hemos tenido de asegurar de que comía de todo y que lo soltábamos con buen peso.
La suelta se hizo con la familia que lo recogió, que estaban felices de poder soltarlo con nosotros.